Desgarra
desde adentro
torna en
jirones mi piel,
enzarza y estrangula
mis arterias
mayores.
Escala el
puro ego,
decae el deseo,
brota salvaje
el Verso.
Somos fieles
al Verbo
con Él
urdimos el futuro,
tapamos el
pasado
y tratamos
de atar el presente.
Él es la
llave de la eternidad
olvidémonos del
cielo,
que arda la
tierra
y se pudra
el infierno.
No viviremos
en promesas
de ajados profetas,
pues hoy
comienza el éxodo
hacia tus
caderas
y sabe Dios
que alcanzaré
el maná
bendito que solo
tras cuarenta
noches,
brota sin
mácula de tus labios.
-Gonzalo Gómez Córdoba-
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